Citroen c3-aircross 2020

Versiones Citroen C3 Aircross

C3 Aircross VTI 115 Live

Resumen

Versión base. Tiene aire acondicionado, computadora de abordo y radio estándar. Sin control de estabilildad.

C3 Aircross VTI 115 Feel

Resumen

Versión intermedia. Al equipamiento Live le suma GPS integrado, sensor de estacionamiento trasero y cámara trasera.

C3 Aircross VTI 115 Feel AT

Resumen

Versión intermedia con caja automática. Suma GPS integrado, sensor de estacionamiento trasero y cámara trasera.

Hasta 2016, el Aircross hacía tándem con el Citroën C4 Picasso, la versión más “urbana” y “civilizada” de este “aventurero”. Ambas se distinguieron siempre por sus líneas curvas y comprimidas de la trompa, en contraste con un perfil más cuadrado., utilitario, hacia la parte trasera. Es una carrocería simpática, moderna, aunque no muy agraciada. El restyling de 2016 le otorgó un completo rediseño de trompa mucho más moderno que todavía mantiene su vigencia. Se distingue por sus tres escalones de faros independientes y unas bandas cromadas que le dan su onda y su identidad. La parte trasera se distingue por sus faros altos, ubicados en los laterales de la luneta.
La gama viene equipada con el mismo motor naftero que equipa al C3: un VTI de 1.6 litros que otorga una potencia de 115 CV y un torque de 152 Nm. En la versión Live (base) se combina exclusivamente con una caja manual de 5 marchas. En la versión Feel (intermedia), se puede optar por cualquiera de las dos cajas. Bien prolijito y simétrico. La tracción es delantera.
Para un motor sin grandes ambiciones, las performances son las esperables: 13 segundos para la aceleración de 0 a 100 km/h y 175 km/h de velocidad máxima. Normalmente, alcanza; seguramente le costará un poco más en sobrepasos exigidos, o en pendientes ascendentes con muchos pasajeros. Para la conducción que la inmensa mayoría necesita – relejada, familiera – cumple con su función. Los consumos, como contrapartida, son bajos: 9 litros cada 100 km recorridos en conducción urbana y un promedio de 8 litros cada 100 km en la ruta.
El Aircross es un vehículo fundamentalmente urbano. En ese ecosistema, se destaca por una buena maniobrabilidad, una buena dirección asistida eléctrica, agilidad en los cambios bajos y, sobre todo, un chasis bien constituido que transmite fortaleza y confianza. Este atributo también sirve a la hora de encarar el ripio: se lo puede llevar a buen ritmo sin que las suspensiones se resientan. No es un auto offroad; no le da el motor y no tiene tracción 4x4, pero la robustez del chasis y el mayor despeje le dan un plus en este tipo de caminos. En ruta cumple con su función, sin encontrarse en su entorno más natural. A altas velocidades la dirección no es muy comunicativa y la falta de control de estabilidad le pone una cuota de duda a eventuales maniobras bruscas. Si se lo conduce con responsabilidad y normalidad, no genera ningún problema. Quizás los frenos, en general, podrían transmitir un poco más de seguridad y reacción.
En el habitáculo del Aircross se observan algunas de las ventajas clásicas de la minivan o utilitario clásicos: techo alto, mucha superficie vidriada y buena visibilidad. El diseño del panel es el mismo del C3: discreto, funcional, caracterizado por prominentes salidas de aire circulares. La posición de manejo es espaciosa y cómoda. Las regulaciones son las estándar: doble regulación en el volante y regulación en altura de la butaca. Las plazas traseras cuentan con buena habitabilidad, con espacio suficiente para las piernas y para la cabeza en las tres plazas. El piso es relativamente plano. No es que sea un palacio, pero hay que destacar estas prestaciones en un ítem que no suele ser el fuerte de los autos chicos.
El equipamiento de serie ofrece aire acondicionado, computadora de a bordo, recomendación de cambio de marcha (solo con caja manual), levantavidrios eléctricos, regulación de espejos eléctrica y faros delanteros LED. A partir de la versión Feel se encuentran: sensor de estacionamiento trasero, cámara de visión trasera y navegación GPS integrada. Exclusivos de la versión Shine son: climatizador automático, limitador y regulador de velocidad y sensores de lluvia y crepuscular.
El tablero es analógico, con tres cuadrantes embutidos y superpuestos para indicar velocidad, revoluciones y nivel de combustible. No comparte el controversial tablero digital de los C4 Lounge y C4 Cactus. Para muchos, esto será una gran noticia. La pantalla táctil del panel tiene 7’’ y cuenta con Mirror Screen, para usar Android Auto o Apple Car Play, además de radio, mp3, puertos USB y Bluetooth para escuchar audio desde un dispositivo.
Al igual que el C3, el Aircross no cuenta con control de estabilidad ni siquiera en su versión más costosa. Uno de los puntos más flojos del modelo. Sí tiene airbags frontales, laterales (solo versión Shine) y frenos ABS con EBD y BA. Cuenta con cinturones inerciales en todas las plazas y ganchos isofix, además de faros antiniebla traseros (a partir de la versión Feel, también delanteros). La versión Shine es la única que trae apoyacabezas en las 5 plazas. Es una propuesta de seguridad más bien modesta, para ser justos.
El Aircross está destinado al uso esencialmente urbano y familiar, sin ningún tipo de aspiración deportiva y con un plus de confiabilidad para salir de viaje y meterse por algún que otro camino sin asfaltar. En ese aspecto, cumple más que bien con una habitabilidad interior muy destacable para su segmento, un chasis muy robusto y un diseño utilitario pero moderno que no desentona. El precio, en general y en comparación con el mercado, acompaña. De hecho, Citroën se va perfilando dentro de PSA como la marca popular, comparada con Peugeot, más intermedia, y DS, más premium. Habría que cuestionarse, en este caso particular, si “popular” implica prescindir de algo tan fundamental como el control de estabilidad y tracción. Además de esta clara desventaja, quien por algún motivo busque mayores prestaciones mecánicas, performances offroad más contundentes o algún tipo de lujo extra, deberá buscar por otro lado.