Como buen sedán, el C4 es elegante y más bien discreto.
Su atributo más distintivo es el logo de Citroën en la trompa, integrado totalmente a las dos líneas cromadas que decoran la parrilla.
Este frente es la principal novedad que introdujo el restyling de 2018; si bien a algunos el cambio no les sentó demasiado bien, el nuevo look es más osado y moderno que el anterior.
No es un auto que recolecte miradas absorbentes e indiscretas por la calle, por supuesto. Pero justamente esa sobriedad es lo que los usuarios de sedanes suelen valorar y buscar en un auto. Son diseños por momentos insípidos, pero armónicos y señoriales.
El C4 ofrece en estos momentos tres motores diferentes.
La versión Live, entrada de gama, posee el conocido VTI naftero, de 1.6 litros, capaz de otrorgar hasta 115 CV y 153 Nm de torque. Es el motor menos rendidor de la gama, no se ofrece en ninguna otra versión y se acopla exclusivamente con una caja manual de quinta.
La versión Feel ofrece un motor turbo THP, también de 1.6 litros, que brinda hasta 165 CV y 240 Nm. Es una diferencia sustancial. Puede combinarse opcionalmente con caja manual o automática de 6 velocidades. Es el mismo motor que equipa exclusivamente a la versión tope de gama, Shine.
Por último, la versión intermedia Feel “Pack” ofrece en exclusiva el famoso turbodiésel HDi 1.6 que, si bien tiene los mismos 115 CV del VTI, gana la pulseada del torque, con unos gloriosos 270 Nm, el valor más alto de toda la gama. Se combina solamente con caja manual de sexta.
La tracción es delantera.
Con el motor más básico, el VTI, la aceleración de 0 a 100 km/h es de 11,5 segundos. No es un valor impresionante per se, pero es bueno si se considera la modesta potencia del motor. Alcanza 178 km/h de velocidad máxima.
Con el turbo THP el tiempo de aceleración lógicamente baja a 9 segundos y la velocidad máxima sube a 210 km/h
Con el HDI diésel de la Feel Pack, los valores son de 11,8 segundos para la aceleración y de 184 km/h para la velocidad máxima.
En términos de consumo, el motor diésel es por lejos el más rendidor. En ruta a 100 km/h consume apenas 4,7 litros cada 100 kilómetros. Casi nada. Subiendo la velocidad a 130 km/h, el valor pasa a ser de 6,5. El secreto está, además de la eficiencia propia del motor, en una excelente caja manual de 6ta que permite ir a altas velocidades con el motor descansado. En la ciudad, el valor promedio es de 8,6 litros.
Siguiendo los mismos criterios de medida, los motores nafteros tienen valores de consumo mayores, similares entre sí, con una leve ventaja para el VTI: 6, 8 y 11 litros cada 100 km respectivamente. El turbo, por su parte, consume 6,8, 8,6 y 11 litros también para ciudad.
Frena de 100 a 0 km/h en unos muy buenos 39 metros.
Sin desviarse de la norma de su segmento, el C4 tiene una marcha muy confortable de suspensiones blandas, que absorben óptimamente las rispideces en empedrados y caminos sin asfalto. En este sentido la versión base es un poco mejor, gracias a que lleva neumáticos de perfil más alto que las versiones superiores.
En ruta estas mismas suspensiones generan algunas inclinaciones de la carrocería en virajes de cierta fuerza, pero en líneas generales el andar es firme, con buena adherencia, buena respuesta de la dirección y un control de estabilidad que funciona a la perfección.
El diseño interior es correcto, más bien sobrio, con ciertos materiales excelentes y otros quizás mejorables.
La postura de manejo es buena: consiste en una butaca confortable, con regulación en altura y doble regulación del volante.
La estrella del confort hay que dárselas a las plazas traseras, donde todo está bien: la forma del asiento, el diseño de los apoyacabezas y el espacio sobradísimo para las piernas y para la cabeza. Sonoros aplausos para este ítem.
El baúl tiene una capacidad muy generosa.
Una buena para Citroën: si bien la versión Shine es, en efecto, la más equipada, no está tan por encima de las otras dos en cuanto a accesorios de confort. Por este motivo, la versión Live de entrada de gama tiene un equipamiento relativamente competitivo.
Las únicas funciones exclusivas que distinguen a la versión Shine son: acceso y encendido sin llave y faros full LED.
El resto de los accesorios los comparte por lo menos con la versión Feel Pack, como por ejemplo techo solar eléctrico, encendido automático de luces, sensor de lluvia y tapizados de cuero.
Las versiones intermedias Feel cuentan todas con cámara de visión trasera y sistema de navegación por GPS integrado. Resulta algo bizarro que no cuenten, en cambio, con ningún tipo de sensor de estacionamiento, una función prácticamente estándar hoy en día.
Por su parte, desde la versión Live el C4 dispone de climatizador automático bi-zona, limitador y regulador de velocidad, tablero 100% digital y corner light para iluminar las curvas.
El tablero es 100% digital, algo ya habitual en muchos autos.
Sin embargo, Citroën se la jugó con una un diseño algo controversial. La pantalla no es muy seductora, pero por lo menos puede decirse que es minimalista y original. El problema es que, salvo la velocidad, el resto de los detalles son complicados de leer, sobre todo un cuentavueltas apenas visible y unas gráficas algo rudimentarias.
Los accesorios multimedia son de serie: pantalla táctil de 7’’, con Mirror Screen para Apple Car Play & Android Auto, radio, mp3, USB, Bluetooth y mandos al volante.
De serie, el C4 viene con airbags frontales, control de estabilidad ESP y de tracción, asistencia al arranque en pendiente, frenos ABS con EBD y BA, fijaciones isofix y luces diurnas LED.
Los airbags laterales están disponibles a partir de la versión Feel, mientras que los de cortina son opcionales en la Feel y de serie a partir de la Feel Pack.
Es un combo de seguridad estándar, pero no ofrece ningún tipo de asistencia a la conducción que sí ofrecen rivales de segmento.
El C4 Lounge es un buen sedán intermedio para el uso diario que, más allá de sus innegables bondades, no escapa a la austeridad que predomina en ciertos productos nacionales orientados exclusivamente al mercado local o regional.
Son autos de muy buenas intenciones que, para poder mantener la competitividad en un mercado inflacionario y en crisis, se permiten nivelar para abajo en algunos aspectos.
En este caso, pueden reprocharse ciertos accesorios faltantes en la versión tope de gama, un equipamiento de seguridad conservador y criterios de diseño discutibles como, por ejemplo, el tablero digital.
Para contrarrestar, ofrece un gran confort de marcha, espectacular comodidad en el habitáculo – especialmente en las plazas traseras – y una línea de versiones amplia, donde la entrada de base no se siente pobre y que permite elegir entre tres muy buenos motores, incluyendo una opción diésel súper eficiente.
Sea como sea, el C4 tiene su target: un público generalista, no tan exquisito, que necesita realmente un auto y le alcanza con dos o tres ítems sobresalientes. Este C4 los tiene.