Citroen jumpy 2021

Versiones Citroen Jumpy

Jumpy L3 HDI 115 Business

Resumen

Furgón de carga con una sola fila de asientos y capacidad para 3 ocupantes. Ofrece equipamiento básico de aire acondicionado y levantavidrios eléctricos. La radio es estándar y tiene las funciones de seguridad esenciales: doble airbag, frenos ABS y control de estabilidad.

Jumpy L3 HDI 115 Business Mixto

Resumen

Furgón mixto con 2da fila de asientos y capacidad para 6 ocupantes. Ofrece equipamiento básico de aire acondicionado y levantavidrios eléctricos. La radio es estándar y tiene las funciones de seguridad esenciales: doble airbag, frenos ABS y control de estabilidad.

Por fuera, la Jumpy es un raro ejemplo de un utilitario “moderno”; a tono con los últimos diseños y desarrollos de la industria global para este segmento. En este sentido contrasta con los casos de la Berlingo y la Jumper, que en Argentina se siguen vendiendo con carrocerías y restylings que llevan rodando unos cuantos años. Esto no convierte a la Jumpy en una nave espacial, precisamente: siguen predominando – como es lógico – las formas funcionales típicas de un vehículo de carga. Pero, al menos los mínimos detalles ornamentales están en línea con la más reciente estética de la línea Citroën. Esto se advierte en la forma de la parrilla – no muy diferente al de un Citroën C3 o C4 – y en el diseño estilizado los faros delanteros.
Cuenta con un motor turbodiésel HDI de 1.6 litros de cilindrada. El mismo otorga una potencia máxima de 115 CV y un torque máximo de 300 Nm. Es un propulsor confiable, de excelente reputación en el mundo de los motores gasoleros. La caja es manual, de 6 velocidades, y la tracción es delantera.
No es un vehículo para alardear prestaciones. La aceleración de 0 a 100 km/h se obtiene en unos largos 15,6 segundos, mientras que la velocidad máxima es de 160 km/h. Está dentro de la lógica para un vehículo de estas características y proporciones. El consumo se mantiene dentro de rangos razonables, gracias a su económico motor Diesel. En ciudad, el promedio es de 8,7 litros cada 100 km, mientras que en la ruta baja a 8,2 litros. Ideal para un utilitario netamente de trabajo.
El chasis de la Jumpy destaca por su gran calidad de ensamblaje y su muy buena insonorización. Además, las suspensiones traseras son independientes. Esto le brinda un buen confort de marcha urbano, lo cual es bienvenido en un vehículo de trabajo. El comportamiento en ruta también tiene un aprobado: la tenida direccional es confiable – además de que cuenta con control de estabilidad – y el buen empuje del turbodiésel, en conjunto con las marchas cortas de la caja de sexta, permiten realizar sobrepasos con agilidad y soltura. Se la puede usar perfectamente para un viaje familiar. En general la Jumpy ofrece confianza y practicidad en el manejo.
La primera fila de asientos tiene espacio para tres ocupantes, una característica muy poco frecuente pero más o menos estándar en este tipo de utilitarios medianos y grandes. Cada plaza tiene su apoyacabezas y su cinturón de 3 puntos. La posición del conductor es elevada, tipo furgón, pero flexible: tanto el asiento como el volante pueden regularse en altura y en profundidad. No tiene controles de audio en el volante. El furgón mixto de seis plazas suma una segunda fila de asientos fija, aislada de la caja de carga, para tres ocupantes. En ella, la habitabilidad es excelente, gracias a un piso plano, un techo alto y un muy buen espacio para las piernas. El acceso es por puertas laterales corredizas que, en esta versión, tiene cristales fijos. La capacidad de carga en esta versión mixta es de 4000 litros o 4 m3, con una longitud de 1,7 metros, un ancho de 1,63 metros y un alto de 1,39 metros. El acceso es a través de puertas batientes no vidriadas. El furgón común no tiene segunda fila de asientos, aumentando significativamente la capacidad de carga a 6100 litros o 6,1 m3. En este caso la longitud llega a los 2,86 metros totales. Esta variante incluye la modalidad “moduwork”, que permite ampliar aún más el espacio a través del panel divisor de la cabina, levantando el asiento del acompañante. La función está pensada para llevar objetos largos, como listones o caños largos de hasta 4 metros.
La Jumpy cuenta con accesorios básicos pero más que suficientes para un utilitario. Entre estos, caben destacar: aire acondicionado, cierre centralizado de puertas (con botón selectivo independiente para zona de carga), levantavidrios eléctricos, regulación eléctrica de espejos externos, regulación eléctrica de la altura de los faros, regulador y limitador de velocidad (control de crucero) y computadora de a bordo. Se extraña alguna que otra ayuda al estacionamiento, como sensores y/o cámaras, especialmente en un vehículo de este tamaño que no es fácil de estacionar y que además no tiene gran visibilidad trasera.
El tablero mixto cuenta con cuatro cuadrantes analógicos para velocidad, cuentavueltas, nivel de nafta y nivel de temperatura del motor. En el centro, suma un display digital para los datos de la computadora de a bordo. La radio es sencilla y retro: sin pantalla digital y con frente “detacheable”. Sí señor: para nostálgicos de los 90’. Tiene sintonizador AM/FM, reproducción de Mp3 y conectividad externa USB, AUX y Bluetooth.
Las funciones de seguridad no son muchas, pero las esenciales están presentes: frenos ABS con asistencia al frenado de urgencia, control de estabilidad y doble airbag delantero. Otros ítems para mencionar son cierre automático de puertas en rodaje, cinturones de seguridad inerciales en todas las plazas y tercera luz de stop.
Como utilitario de tipo furgón, la Jumpy sobresale por su relativa modernidad, tanto en el diseño como en la mecánica. En este sentido, es un producto superior a la museológica y anticuaria Berlingo. Sus principales ventajas son dos: un motor de primera calidad y su esperable – casi obvia - flexibilidad de carga. La versión mixta le suma una excelente capacidad familiar para seis personas con muy buen confort interior. Además, cuenta con los elementos esenciales de seguridad y los accesorios de confort, sin excesos, son los que cualquiera le pediría a un utilitario. Como contra, se puede mencionar una radio realmente anticuada que ya casi ningún modelo nuevo se atreve a incluir. Su principal argumento de venta no es muy rebuscado: un vehículo de trabajo con menos capacidad que una Jumper, pero más amplia que la Berlingo. Es decir: intermedia. Y casi sin competencia en nuestro mercado. Quien no necesite más, pero no pueda con menos, querrá una Jumpy.