Renault kangoo-ze 2019

Versiones Renault Kangoo Z.E.

Kangoo Z.E. Z.E MAXI 2A

Resumen

Versión furgón de mayor tamaño y capacidad de carga. El equipamiento sigue siendo el mismo que la versión común.

Kangoo Z.E. Z.E 2A

Resumen

Versión furgón con motor eléctrico. TIene aire acondicionado, levantavidrios eléctrico, sensor de estacionamiento y control de estabilidad.

Estéticamente la Kangoo ZE no ofrece ningún atributo; es un furgón 100% funcional. Está disponible en dos carrocerías: una de 4,28 metros de largo y otra – la ZE “Maxi” – de generosos 4,66 metros de largo. Estas importantes dimensiones la hacen más comparable con la Peugeot Expert o la Fiat Ducato que con la Kangoo regular. Las implicancias son claras: se puede llevar carga más grande y más pesada que la que podríamos llevar en un utilitario más pequeño; en esto radica el gran plus de este modelo.
La ZE nos introduce en el incipiente mundo de los motores eléctricos: un concepto radicalmente distinto al motor de combustión, con potencial aún por explorar. El motor eléctrico que equipa a la ZE es básicamente una batería recargable de 33 kwh que otorga una potencia máxima de 66 CV. En este contexto, la mecánica de la transmisión no existe como tal: la caja es de una sola marcha. La energía se genera eléctricamente sin revoluciones, explosiones ni emisiones de ningún tipo.
Por las características particulares del motor eléctrico, las mediciones de performance tradicionales no tienen sentido. La velocidad máxima es de 130 km/h y la aceleración de 0 a 100 km se logra en torno a los 20 segundos, lo cual es una eternidad en comparación con cualquier motor de combustión. Lo relevante es el torque, es decir la fuerza de empuje que el motor genera sobre las ruedas: en este caso, este valor alcanza unos sorprendentes 226 newton-metro. Para comparar, la Kangoo naftera brinda solamente 156 nm, mientras que la turbodiésel llega a 220 nm, también por debajo. Es decir, es un motor más lento de reacciones pero capaz de generar una mayor fuerza de empuje giratorio sobre las ruedas, lo cual resulta eficiente y funcional para la conducción urbana. El consumo de energía es otro aspecto interesante. La batería completamente cargada brinda una autonomía de 270 km, reducidos a 200 km reales con las exigencias propias de un vehículo logístico. La carga es domiciliaria y se realiza a través de un cargador de pared que se conecta a la red y se adquiere como accesorio. Los frenos cuentan además con una tecnología de regeneración, que aprovecha la energía causada por la fricción de frenado para retroalimentar la batería y extender la vida útil de la carga. La duración total de la carga es de unas seis horas y el costo estimado de la energía es de unos $400 cada 1000 km. Para entender el importante nivel de ahorro, no hay más que comparar con lo que cuesta hoy un tanque de combustible lleno, el cual brinda una autonomía en torno a los 450 km en ciudad.
La Kangoo ZE provee la experiencia única de manejar un auto eléctrico. La aceleración y reacción es muy lenta pasando los 50 km/h, pero el empuje desde 0 al iniciar la marcha es inmediata, lo cual es un gran plus tratándose de un vehículo de carga. Es un auto pesado (en parte debido a la ubicación de la batería), lo que brinda un centro de gravedad bajo que le confiere gran aplomo y firmeza en el andar. La dirección asistida y el buen ángulo de giro del volante permiten maniobrar sin dificultades a pesar de sus 4,5 metros de largo. La marcha es extremadamente silenciosa y la capacidad de desaceleración es impresionante: con solo levantar el pie del acelerador, sin usar los frenos, esta Kangoo se frena en apenas 8 metros desde 20 km/h. Aprendiendo a conducir de esta manera, los frenos prácticamente duran para siempre.
La cabina es sencilla y sobria, lo esperable para un utilitario. Predomina el plástico duro pero de buena terminación y alta calidad de encastres. Más allá de que el motor no hace ruido, el interior está bien insonorizado y libre de vibraciones. La posición de manejo es alta – para mejorar la visibilidad – pero el despeje hacia el techo también, permitiendo que cualquiera maneje con comodidad más allá de la estatura. No tiene asientos traseros y la capacidad de carga es formidable. Cuenta con dos puertas traseras asimétricas y dos puertas laterales corredizas, garantizando el fácil acceso a sus 4,6 metros cúbicos (en el caso de la Maxi).
Sin mayores alardes en este aspecto, ambas versiones cuentan con aire acondicionado, levantavidrios eléctrico, regulación eléctrica de espejos y sensor de estacionamiento trasero, un ítem fundamental para un auto sin visibilidad de luneta trasera.
El tablero tiene indicadores distintivos propios de un auto eléctrico. En el centro cuenta con un velocímetro de aguja. A la izquierda, hay un indicador también analógico de la carga de batería, mientras que a la derecha otra aguja indica la demanda de energía en tiempo real. Un display digital en el velocímetro muestra magnitudes básicas tales como kilometraje y la autonomía restante estimada, medida en kilómetros. La radio es convencional, sin pantalla táctil con conectores auxiliares line-in y USB.
Las funciones de seguridad activa que incluye son: frenos ABS con asistencia al frenado de emergencia, asistente para arranque en pendientes y control de estabilidad ESP. Sería aún mejor si contara con un alerta de cruce de peatón: al ser un vehículo tan silencioso, hay que prestarle atención a peatones o ciclistas distraídos que pueden no escuchar aproximarse a esta Kangoo. La seguridad pasiva se destaca por incluir airbags para conductor y acompañante.
Más allá de las funciones utilitarias, la decisión de compra de una Kangoo ZE se circunscribe, prácticamente, a una sola cuestión: ¿Tiene sentido el motor eléctrico? Es muchísimo más económico que un naftero o diésel, se puede cargar completamente en casa todas las noches y sus 200 km reales de autonomía son más que generosos para un recorrido diario por la ciudad. La conducción, sin brindar sensaciones de adrenalina ni mucho menos, es cómoda y muy práctica. Sus desventajas pasan por ser un auto inicialmente caro, de baja autonomía, no hay prácticamente dónde cargarlo fuera de casa – y aún si la hubiera insumiría horas – y por este motivo no es práctica si no tenés garage, ni sirve para hacer viajes entre ciudades que demanden más de 200 km ida y vuelta. Hay que considerar qué uso darle. Por su capacidad de ahorro, es ideal para trabajos intensivos realizados exclusivamente en la ciudad. Su principal mercado está en las cuadrillas y flotas de logística en empresas y, eventualmente, para fleteros independientes. Como vehículo particular no tiene sentido, aunque su adopción progresiva – beneficiada por exenciones impositivas – puede ser el puntal para ampliar el mercado de autos eléctricos en nuestro país.